viernes, 23 de enero de 2009

Eres la inspiración que da forma a mis poemas,
eres esa paz dulce que regocija mi corazón,
eres el rocío fresco de la mañana,
eres el soplo que conforta mi ser.
Con tu mirada divina alegras mis días,
con tu voz diriges mi vida,
con tu luz iluminas mi alma, y tu gracia sacia mis necesidades.

Sólo sé que no hay nada ni nadie que satisfaga mi vida,
sólo tu deslumbrante belleza
y tu amor infinito le dan sentido a mi existencia.
Cada momento necesito tu fragancia espiritual,
tu tierno amor sanando mis heridas
y anhelo contemplar tu majestad grandiosa y eterna.

Por: Ever Esaú Durán. Joven con fuerte inclinación hacia la poesía. Cultiva también el arte musical. Es vocalista del Ministerio de Alabanza de nuestra iglesia.